George Bush y su novio, Jeff Gannon
El último tabú. Ni el holocausto ni el SIDA. Ni siquiera David Icke se ha atrevido con él. Sólo Henry Makow se ha atrevido a hincar el diente en el tabú más poderoso del momento actual. Pero la Verdad ha de abrirse paso en estos tiempos en los que los secretos saltan por los aires.
Sabiendo como ya es harto conocido que el sistema político en el que vivimos (democracia) así como las sociedades secretas que en realidad gobiernan el Planeta, comenzando por la masonería-templarios, descienden de sus sectas hermanas en Roma y Grecia, y que en estas dos civilizaciones la élite gobernante era homosexual y pederasta generalizadamente, reconoceremos que la extensión actual de la homosexualidad entre políticos, obispos, estrellas del show bussiness, aristócratas y probablemente banqueros y grandes empresarios es sólo la continuación de las prácticas de la misma civilización en la que todavía vivimos.
Sin embargo, que las élites practicaran la homosexualidad más o menos en secreto en otras épocas es muy diferente a la creación de un movimiento político cuyo fin no es otro que homosexualizar a toda la población. El dato anterior únicamente nos valdrá para derribar el mito de que la homosexualidad ha estado perseguida: si los reyes han sido mayoritariamente homosexuales o bisexuales (véase el libro “Reyes que amaron como reinas”) la persecución de personas que tuvieran esa conducta no sería por la conducta en sí misma sino que hubiera constituido un pretexto para llevar a prisión a un individuo incómodo para el Poder (la razón debía ser política, no con quién se acostara, a menos, claro, que fuera un pervertidor de menores. La destrucción de la Orden del Temple a manos de la Iglesia bajo la acusación de “sodomitas” es, sin duda, el mejor ejemplo de lo que digo).
Para conocer el origen moderno del movimiento gay-homosexual habrá que atender a los hechos que marcan su comienzo y fijarnos en las sincronías.
En primer lugar, la reunión anual de personas de la élite en el soto de Bohemia (Bohemian Grove) en California, en la que se adora al Dios babilónico Moloch y se incluyen rituales homosexuales, como denunció el propio presidente Richard Nixon cuando estuvo allí (ver vídeo de youtube). Esta reunión se viene realizando desde finales del siglo XIX a principios del mes de julio en los alrededores de San Francisco, lugar donde nacería, a principios de los setenta, el movimiento gay.
Bohemian Grove, reunión homosexual de la élite en California, principios de julio
Muy probablemente fueron las propias necesidades de “carne fresca” para la propia festividad las que convirtieron a los primeros homosexuales de la zona (prostituyéndolos como están haciendo los mariquitas occidentales en el Caribe y el Magreb con los chavales), así como la ingesta preparada de estupefacientes que marcaron el final de la era hippie y el comienzo de la era gay. Pero lo que está claro es que el día del orgullo gay se celebra… a principios del mes de julio, coincidiendo con la festividad del Bohemian Grove. Claro, ¿verdad?
No puede ser de ninguna forma casual que el final temporal del movimiento hippie fuera el comienzo del movimiento gay (y que ese año, 1969, es aquel que “se da la vuelta con perfección: el 69″). Que ambas cosas ocurrieran en California, que ambas tuvieran en la droga su detonante (el uno, para matarlo; el otro, para estimularlo) y, por fin, que la bandera hippie del arcoiris (bandera de unión con la Naturaleza) fuera robada por el movimiento gay. Mientras el primero fue condenado al ostracismo y perseguido por las autoridades de todo el mundo, el segundo fue impulsado subrepticiamente por medio de subvenciones, primero de la gran banca y luego gubernamentales. La primera de ellas, la Fundación Rockefeller.
Está comprobado que la Fundación Rockefeller fue quien donó dinero al investigador zoólogo pederasta Alfred Kinsey en sus estudios sobre la sexualidad humana, para los que contó con la ayuda del convicto nazi por pederastia Von Bullaseck. Por medio de una muestra harto manipulada, compuesta fundamentalmente por convictos de crímenes sexuales, Kinsey logró hacer creer a la población que existía un tanto por ciento fijo de homosexuales cuando no se ha encontrado gen alguno que genera la homosexualidad (el documental “
The Kinsey cover-up lo explica a la perfección). Ya que estamos con el nazismo, habrá que aclarar que el famoso triángulo rosa era la marca con la que los nazis señalaban a los pederastas, más tarde adoptada por el movimiento gay. Y no por casualidad, puesto que la llamada “enfermedad nazi” acabó inoculándose en la sociedad norteamericana por medio de los científicos, espías y demás personal nazi que acabaron trabajando para el gobierno norteamericano dentro de la conocida Operación Paperclip. Que la NASA fue fundada por el nazi Werner Von Braun y que en la NASA, recientemente, fueran encontrados abundantísimo material pedófilo a miles de empleados son otras sincronías que no casualidades..
La profusión de estrellas de Hollywood y la industria musical que han salido a la luz confesando su homosexualidad o bisexualidad invita ciertamente a pensar que la corrupción ha resultado de arriba abajo; si las élites practican la homosexualidad, los efebos y ninfas que quieran pasar al Olimpo de la Fama debían pasar por esta prueba. De lo contrario, no hay éxito.
Exactamente igual que en Grecia y Atenas.
PD: La colaboración del consumo de drogas en la extensión de la homosexualidad es un dato que no se puede obviar de ninguna manera. Cronológicamente, son coetáneos (finales de los sesenta, principios de los setenta) y, por poner sólo un ejemplo, la extensión de la droga popper y la heroína en el Nueva York de principios de los ochenta marcó el comienzo de la famosa enfermedad asociada a la bajada de las defensas (conocida como sida) y que afectó sobre todo a la comunidad homosexual, gran consumidora de drogas. Donde quiera que se vea un barrio marcadamente gay se encontrará un lugar con un altísimo porcentaje de consumo de drogas, particularmente de diseño (el barrio madrileño de Chueca es un buen ejemplo). Las drogas hacen perder el sentido del Ser y estimulan al sexo… con quien sea. Cualquier investigación acerca de quién ha creado esas drogas de diseño nos lleva indefectiblemente a los servicios secretos sionistas (CIA, Mossad, MI5-MI6) por lo que han sido ellos en última instancia quienes han diseñado el proyecto de homosexualización, es decir, “reprogramación de la sexualidad humana”.
PD2: La mejor prueba de que el movimiento gay fue el “asesino” del movimiento hippie es comprobar las veces que has visto a un hippie en la televisión y lo compares con la cantidad de homosexuales que sí has visto en los medios de comunicación. Impepinable, ¿verdad?
PD3: Esos geniales cronistas de la realidad que se llaman Los Mojinos escocíos grabaron una canción sobre el movimiento gay absolutamente extraordinaria. Todo ello, a ritmo de ACDC.
Memorable. En unas semanas, el nuevo libro de Rafapal sobre las relaciones hombre-mujer.