7.3. Una sociedad modelada por el terror - historiasiglo20.org
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http://www.historiasiglo20.org/HM/2-7d.htm
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7.3. Una sociedad modelada por el terror
La sociedad soviética que termina de configurarse en los años treinta fue una sociedad puesta al servicio de los objetivos económicos del Estado y de la ideología comunista.
La población siguió siendo mayoritariamente rural. El campesinado vivía en unas condiciones muy difíciles (solo el 10 por ciento de los koljoses, las granjas colectivas, disponían de electricidad) y, tras el desastre de la colectivización, tuvo que soportar una fuerte presión por parte de los agentes del gobierno para que dedicaran más esfuerzo al trabajo en los campos colectivos.
En las ciudades, la creciente clase obrera sufrió las consecuencias de la política de planificación e industrialización forzada. Para cumplir los objetivos de los planes quinquenales, las condiciones de trabajo se endurecieron enormemente. En muchas industrias, las jornadas de siete horas seis días a la semana se convirtieron en jornadas de ocho horas todos los días de la semana.
Aunque la constitución de 1936 proclamaba que la URSS era una sociedad sin clases, la verdad era muy diferente. Por encima de las clases trabajadores se situó la burocracia del partido comunista. Formada por aproximadamente catorce millones de personas, los cargos comunistas acapararon la gestión del estado y de la economía. Esta nueva clase social percibía sueldos de entre 4 y 20 veces superiores a los obreros y disponía de diversos privilegios, como raciones suplementarias de alimentos obtenidos en tiendas especiales o apartamentos más amplios que el resto de los ciudadanos soviéticos.
La burocracia obtenía estos privilegios a cambio de una sumisión absoluta a Stalin. Las “purgas” de los años 30 probaron que nadie estaba libre de sospecha y que cualquiera estaba a merced de los aparatos de represión.
La sociedad que surge del estalinismo retornó a los valores sociales tradicionales ensalzando las nociones de jerarquía y autoridad. En la escuela obligatoria, pública y gratuita se fomentó el respeto a los maestros; en la familia se reforzó la autoridad de los padres; en el ejército se ensalzaron las nociones de jerarquía, obediencia y disciplina.
Las duras condiciones sociales y los avances en la liberación de la mujer en los años veinte provocaron un fuerte descenso de la natalidad. La reacción de Stalin fue acabar con la legislación permisiva de los años veinte y volver a un modelo de familia tradicional. La familia volvió a convertirse en la célula social clave que debía inculcar a los jóvenes las ideas de disciplina y trabajo duro. En 1936 el aborto fue ilegalizado y se pusieron más trabas al divorcio.
Finalmente, el internacionalismo revolucionario de los inicios de la revolución fue sustituido por el patriotismo ruso. El ejército especialmente dejó de ser contemplado como el instrumento de la revolución y se convirtió en el defensor de la patria y del régimen soviético.
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