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Última actualización 21/06/2013@11:49:27 GMT+1
Las runas son uno de los sistemas de escritura más misteriosos y controvertidos de la historia. Usadas por los celtas, los vikingos y otros pueblos germánicos, de origen incierto, la escritura rúnica fue utilizada también con fines mágicos. Ya en el siglo XX, fascinaría a los nacionalistas alemanes hasta convertirse en símbolo del Tercer Reich y en emblema por antonomasia de las temibles SS.
Por Óscar Herradón
http://oscarherradon.wordpress.com
Continúa siendo una escritura expuesta a la libre interpretación de los estudiosos, que muchas veces no se ponen de acuerdo sobre su origen y sobre su uso. Cargada de sombras y fascinante para el lingüista que penetra en los secretos de las civilizaciones de la antigüedad, el alfabeto rúnico permanece prácticamente como una “escritura maldita”.
Considerado desde tiempos inmemoriales como una grafía mágica y mística, el alfabeto rúnico pasaría a convertirse en uno de los más célebres métodos de adivinación. Pero, ¿qué sabemos de su origen? ¿Por qué fascinó a los nacionalistas alemanes hasta convertirse en uno de los símbolos del nazismo? ¿Qué culturas de la antigüedad lo utilizaron realmente…?
Los orígenes de la escritura rúnica son inciertos, lo que contribuye a fortalecer ese aura de misterio que la rodea. Los alfabetos rúnicos, en plural, pues hay varios, son un grupo de alfabetos que utilizan un tipo de grafías llamadas “runas” –en sustitución de las letras del alfabeto griego– empleados para escribir en las lenguas germánicas durante la antigüedad y la Edad Media, principalmente en Escandinavia y las islas Británicas, pero también en parte de la Europa Central y Oriental, incluso durante la cristianización de esos inmensos territorios, como forma de reivindicar su autonomía frente al avance de los conquistadores.
El nombre de runa procede de la raíz run –runa en gótico–, cuyo significado es “secreto o “susurro”. Las runas comenzaron a ser usadas por los pueblos germánicos en torno al siglo I o II, sin que exista consenso sobre el momento concreto de su aparición. Los registros más antiguos que se conservan de esta escritura son la inscripción de la fíbula de Meldorf, del siglo I, y un peine hallado en la ciénaga de Vimose, Funen, datado en el año 160.
Las últimas investigaciones del lingüista Thomas Markey, en 2001, que se basó en el estudio de la inscripción del casco de Negau del siglo II, apuntan a que el alfabeto rúnico podría ser una derivación del etrusco, que habría sido transmitido a la Europa septentrional por los celtas. Una hipótesis mantiene un origen germano occidental, que especula con que el alfabeto rúnico pudo ser introducido por tribus germánicas del oeste, tesis apoyadas en los análisis de las inscripciones descubiertas en ciénagas y tumbas de la península de Jutlandia y las inscripciones de Vimose, interpretadas por filólogos escandinavos.
La escritura rúnica se divide en varios alfabetos: el Futhark –derivado del nombre de las seis primeras runas: f, u, th, a, r, k– antiguo, que consta de 24 runas que solían agruparse en tres grupos de ocho; el Futhorc anglosajón, una versión extendida del anterior que consta de 29 runas y el denominado Futhark joven, también llamado escandinavo, una versión más moderna y reducida del antiguo que consta de solo 16 runas y que se ha localizado en Escandinavia y en los asentamientos en el exterior de la época vikinga a partir del siglo IX.
(Continúa la información en ENIGMAS nº 212).
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