Las seis caras de Marcial Maciel: la escandalosa personalidad del fundador de los Legionarios de Cristo

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Pederasta, ladrón, asesino, manipulador, drogadicto... Desde que el Vaticano reconociese la paternidad de Marcial Maciel muchas han sido las acusaciones vertidas sobre el fundador de los Legionarios de Cristo. Y aunque no todas han logrado ser probadas, la pregunta que sigue retumbando es: ¿quién fue realmente este hombre?

“Los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del padre Marcial Maciel, confirmados por testimonios incontrovertibles, se configuran, a veces, en auténticos delitos y manifiestan una vida carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso”. Con estas palabras zanjaba el papa Benedicto XVI la investigación que, tras el fallecimiento de su antecesor en el cargo, Juan Pablo II, impulsó sobre el fundador de los Legionarios de Cristo.

Era el pasado 1 de mayo de 2010 y, aunque Maciel llevaba ya dos años muerto, muchos en la congregación por él fundada más de medio siglo atrás no tuvieron más remedio que aceptar los delitos y faltas que se le imputaban: ruptura del voto de castidad, paternidad secreta, bigamia, pederastia y doble, triple y hasta quíntuple personalidad.

De otras acusaciones también esgrimidas hacia él, como la de drogadicción y desvío de fondos, no se dijo nada, quizá porque el trago ya era bastante difícil de digerir para las cientos de miles de personas que tuvieron en Maciel un líder y guía espiritual al que emular.

Hijos secretos y vidas anónimas

“Deben ser ustedes sicut acies ordinata, un ejército en orden de batalla”, le dijo el papa Pío XII a Marcial Maciel durante un encuentro privado en 1947, cuando este buscaba la aprobación de la Santa Sede a su proyecto religioso. De estas palabras Maciel obtuvo la inspiración para bautizar a su congregación como los Legionarios de Cristo, porque eso serían en verdad, legionarios en defensa de la fe cristiana, del Papa y de los valores católicos más tradicionales. Unos meses más tarde, en junio de 1948, la Santa Sede aprobaba su congregación.

Atrás quedaban años de penalidades y de luchas con los estamentos y los políticos para hacerse con su favor, desde que a los 16 años Maciel recibiese, durante una fiesta del Sagrado Corazón en su México natal, la “inspiración divina” para fundar una congregación religiosa.

Fue el inicio para una organización con presencia actual en 45 países, con 15 universidades en su haber, 177 colegios, 133.000 alumnos, 3.450 religiosos y sacerdotes, casas de retiro, institutos, campamentos, medios de comunicación y una fortuna que algunas fuentes cifran en unos 20.500 millones de euros. Un inmenso holding levantado en apenas 60 años y que responde perfectamente al sueño que siempre tuvo Maciel en su cabeza: acercarse a los poderosos, atraerlos y lograr así dirigir la sociedad desde la cúspide hacia un modelo católico sin concesiones a los nuevos tiempos.

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